Los carburantes son una importantísima fuente de ingresos para el Estado, que nutren sus arcas de los repostajes que todos los conductores realizamos día tras día. Y es que la carga impositiva que soportan los carburantes es tan grande que casi un 40% del precio final del litro de gasolina es en realidad impuestos, un porcentaje que se queda en el 30% si hablamos del gasóleo.

Parece ser que la urgente necesidad de financiación para el Estadoha hecho que el nuevo gobierno se vea forzado a tomar medidas con las que aumentar su recaudación, fijando su atención en los carburantes. Concretamente, parece que el diésel sufrirá una importante subida de impuestos en los próximos años con el fin de equiparar su fiscalidad a la de la gasolina.

De esta manera, el nuevo gobierno de Sánchez ya trabaja en un plan para equiparar los impuestos especiales de ambos combustibles, una equiparación que se traducirá en un aumento de 9.5 céntimos en el precio por litro del diésel, que pasará de estar grabado con 30.7 céntimos por litro a 40.25 céntimos por litro, igual que la gasolina. Con este aumento se espera aumentar la recaudación en, aproximadamente, 2.000 millones de euros.

No obstante, parece que este más que generoso aumento no se llevará a cabo de forma brusca, sino que está previsto un plan de escalonamiento que igualará los impuestos en 4 años, de forma que ya el primer año se recaudarían unos 600 millones de euros. España es uno de los países más «laxos» con los carburantes, aunque todo apunta a que esta tendencia está próxima a su finalización.