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ESPAÑA LLORA: Raquel, la motera estrangulada por el padre de su hija

Raquel, la motera que fue estrangulada por su pareja en Zaragoza

 

Su asesino se presentó en una comisaría de policía para confesar el crimen

Raquel era una apasionada de las motos

Raquel Díaz era una mujer fuerte y orgullosa, que no tenía problemas en mostrar su inconformidad y sus aficiones. Sin embargo, su sonrisa se apagó la madrugada del pasado lunes cuando David, su pareja y padre de su hija de 9 años, la estranguló hasta acabar con su vida. Posteriormente, se presentó en una comisaría de Zaragoza y confesó el crimen.

 

Esta mujer de 37 años había nacido en Zaragoza, donde pasó toda su vida. Estudió en el IES María Moliner, ubicado en el barrio de Oliver, aunque gran parte de su vida la desarrolló en Delicias. Allí vivía junto a su hija Leyre en el piso de la calle de Marcos Zapata donde su pareja la asesinó.

 

También en ese barrio trabajaba. Lo hacía como frutera en una parada dentro del mercado de Delicias. «Era una muchacha estupenda, muy maja, muy simpática», cuenta una antigua compañera de trabajo a ‘El Español’. Sin embargo, la frutería era propiedad de su amigo Paco, que la vendió hace un año y Raquel tuvo que dejar su lugar de trabajo.

Aficionada a las motos y al Atlético de Madrid

Raquel dejaba huella en todos lo que la conocían. Su fuerte carácter rebelde no dejaba a nadie indiferente. Quizás era esa forma de ser la que hizo que le apasionaran las motos de gran cilindrada, con las que no dudaba en fotografiarse, ya fuera con ella al manillar o posando justo al lado.

 

También le gustaba mucho el fútbol y era una fiel defensora del Atlético de Madrid, el equipo de sus amores. «Nunca dejes de creer», dice el lema del conjunto colchonero y que ella compartía en sus redes sociales.

 

Deja huérfana a una niña de 9 años

Sin embargo, todo acabó para Raquel la madrugada del pasado lunes. Su pareja la mató. No había denuncias previas por violencia de género, ni constancia de que la pareja estuviera realizando los trámites de la separación.

 

En el momento del crimen, su hija Leyre, de 9 años, se encontraba a cargo de su abuela materna. Ahora sigue a su cuidado, pero con la diferencia que cuando vuelva a casa no verá a su madre, ni la volverá a ver nunca más.

Fuente  Diarioespaña.com

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