La odisea de un camionero maltratado, que su mujer roció con ácido la cara
José Antonio Romao es de origen portugués pero lleva en España desde el 2002. Tras sufrir una grave crisis económica, decidió empezar una nueva vida en Murcia trabajando como camionero, un negocio en el que se supo abrir camino. Su mujer Deijanira es de origen brasileño y se instaló en España pocos meses después, cuando José Antonio logró el dinero suficiente para llevar una vida estable.
Poco hacía presagiar a este camionero portugués que su vida se convertiría en un infierno por culpa de Deijanira. La relación empeoró hace unos dos años, cuando los celos de la mujer se volvieron completamente enfermizos, aunque el maltrato físico comenzó hace unos cuatro meses. Según cuenta José Antonio, su mujer le revisaba todas las conversaciones del móvil y le llegó a pegar con una rama de árbol.
Le roció con ácido y le pegó puñetazos
Sin embargo, lo peor estaba por llegar. El camionero decidió aguantar unas semanas más y trató de salvar la relación, pero las discusiones eran contínuas. El 14 de mayo José Antonio contactó con una asociación de hombres maltratados y Deijanira se acabó enterando.
Según informa ‘El Español’, sobre las 3 de la madrugada del martes 15 de mayo, la mujer de origen brasileño roció la cara de José Antonio con sosa caustica. Tras notar como se le desprendía la piel y sangraba, logró bajar por las escaleras mientras su mujer no paraba de darle puñetazos. «Ahora ya estás guapo para que te vean tus amigas», le habría dicho ella.
Teme que su mujer salga de prisión
La Guardia Civil tardó unos 15 minutos en llegar y, cuando los agentes se personaron en el domicilio, Deijanira exclamó: «¡No pasa nada, está borracho!», pero José Antonio logró abrirse camino y pedir ayuda. Los agentes detuvieron a la mujer y trasladaron al camionero a la UCI de un hospital murciano, dónde gracias a la rápida actuación de los servicios sanitarios el herido pudo salvar la vida.
Ha pasado un mes desde la brutal agresión y Deijanira sigue en prisión. José Antonio ha perdido la visión y el oído de la parte izquierda de la cara —el líquido le perforó un tímpano—, un rostro que ha logrado recomponer con piel del muslo de su pierna derecha. Ahora teme que su mujer salga de prisión y se decida vengar. «Es una mujer rencorosa», asegura.
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